El cerebro se construye y crece a través del tacto, el habla, la vista y el sonido en las experiencias de la primera infancia. Este aprendizaje experimental comienza mucho antes de que el niño ponga un pie en el jardín de infancia y se refuerza mediante la interacción y la estimulación regulares en el hogar y en entornos de aprendizaje temprano de calidad.
Durante los primeros cinco años, el cerebro del niño es más flexible, por lo que es un periodo crítico para el aprendizaje y el crecimiento. El aprendizaje y los cuidados tempranos asequibles y de alta calidad proporcionan el apoyo que los niños necesitan para construir los cimientos de un futuro saludable y productivo. Las investigaciones demuestran continuamente que los niños que reciben oportunidades educativas en la primera infancia tienen más éxito de media a medida que avanzan en su futuro educativo y profesional. Muchas de las habilidades sociales, académicas y de comportamiento que los niños desarrollan en sus primeros años, sientan las bases de cómo ven la educación durante el resto de sus vidas.
Nosotros, el Consejo de Preparación Escolar de New London, fomentamos las relaciones de apoyo y respuesta con adultos afectuosos tan pronto como sea posible. A menudo, estas relaciones existen entre padres e hijos, pero muchos niños experimentan estas interacciones de otros adultos, como los profesores.
Esperar hasta el jardín de infancia es demasiado tarde: los niños que reciben una educación temprana de calidad demuestran un mayor crecimiento cognitivo y socioemocional que los que no la reciben.
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